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Estudios de la receptividad endometrial, cuándo hacerlos y qué información aportan?

En algunos casos, hay parejas que hacen múltiples intentos de tratamiento de fertilidad, y no consiguen el resultado deseado. Esto puede deberse a causas embrionarias, del útero (endometrio) o del diálogo que debe establecerse entre ambos.





Como hemos visto en artículos anteriores, existen varios tipos de tratamientos para la fertilidad. Los más complejos, también llamados de alta complejidad, son los que la fecundación se produce en el laboratorio, Fecundación in Vitro.

En estos casos, cuando tenemos un embrión disponible, el mismo se transfiere al útero, en un momento determinado, de acuerdo al tiempo de evolución de dicho embrión en el laboratorio.

La transferencia puede hacerse en el mismo ciclo en que se obtuvieron los ovocitos o puede hacerse en diferido, la transferencia de embriones congelados.

Sabemos que aunque un embrión luzca de características adecuadas en el microscopio, sus células estén vivas y su disposición sea la ideal para ese día de evolución embrionaria, un porcentaje no menor de los mismos no tienen las características cromosómicas suficientes para poder continuar evolucionando e implantar, o si lo hacen, pueden terminar en un aborto espontáneo. Y estos porcentajes son mayores a medida que avanza la edad de la mujer.

Es por esto, que muchas veces cuando la mujer tiene una edad avanzada del punto de vista reproductivo, se propone el estudio genético de los embriones, sobre todo cuando ha tenido fallos previos de los tratamientos para poder identificar mejor los embriones a transferir de aquellos que no tendrían posibilidad de hacerlo.

Así y todo, y a pesar de que los embriones sean normales cromosómicamente, a veces el tan deseado embarazo no se produce. Si bien esto podría deberse a otros problemas del embrión que podrían estar a nivel de otras estructuras celulares, a nivel del citoplasma, las mitocondrias y demás, también se plantea que podría haber dificultades a nivel del endometrio.


El endometrio es el tejido que recubre la cavidad uterina, y que todos los meses, producto de las hormonas que forman los ovarios, se prepara para la nidación. Día a día a lo largo del ciclo va teniendo cambios a nivel de su estructura y de la expresión de proteínas que hacen que en general entre los dias 6 y 7 post-ovulación, el mismo puede recibir al embrión, y se produce el llamado diálogo entre el útero y el embrión y comienza la implantación. Si todo evoluciona en forma favorable, a los 7 días podemos tener hormona de embarazo detectable en sangre materna.


Hay un grupo de pacientes, que por algún motivo, su endometrio tiene la ventana de implantaciòn desfasada respecto al momento habitual, y sobre todo respecto al tiempo de evolución del embrión. En los últimos años estudios científicos han mostrado que si nosotros colocamos un embrión en el útero, y el momento en el que el mismo intenta anidar no coincide con la ventana de implantación, el diálogo entre ambos no va a producirse y no habrá embarazo evolutivo.


Por lo que muestran los estudios, no es algo frecuente, pero sí es para planteárselo cuando se han transferido varios embriones cromosómicamente balanceados (euploides) y no hemos tenido embarazo.


Estos estudios se llaman de la receptividad endometrial. Para realizarlos, se prepara el útero como para un transferencia, solo que el día 5 posterior a lo que sería la ovulación y desde la aparición de progesterona, se realiza una biopsia del endometrio que se prepara de una forma particular, para estudiar la expresiòn de las proteínas y determinar si las mismas coinciden con la ventana de implantación o si la misma está desplazada, siendo un endometrio pre-receptivo o post-receptivo.


Es un estudio muy específico y diferente de la anatomía patológica que se realiza habitualmente.


Se puede también estudiar la expresión de las bacterias presentes en la cavidad uterina, que forman la microbiota endometrial y ver si la misma está equilibrada o no.

Se puede también mirar si hay elementos de endometritis crónica e identificar el germen que la causa, de manera de hacer luego un tratamiento antibiótico dirigido, para poder tratar dicha alteración.


Todos estos estudios son muy interesantes, pero son bastante costosos, y dado que en la población general o en pacientes que inician los tratamientos no parecen ser alteraciones demasiado frecuentes, no se plantean de primera intención. Sino que se plantean como decíamos más arriba, cuando existen fallos en la implantación de embriones en forma reiterada o de embriones que sabemos que cromosòmicamente eran normales.


Aún es cuestionado por parte de algunos miembros de la comunidad científica como herramienta para usar en forma generalizada, porque consideran que tiene poco tiempo de uso y que aún no se ha determinado con certeza el lugar que ocupa y cuánto aporta para mejorar las tasas de éxito, que la evidencia que tenemos es aún insuficiente para afirmar que su aplicación cambie en forma certera los resultados y sobre todo porque son estudios con costos elevados.


De todos modos, creemos que en casos seleccionados de pacientes en que no tenemos otras causas que nos expliquen los fallos, o que queremos identificar todas las causas potenciales de los mismos, son una herramienta disponible que puede ayudar en la toma de decisiones, y esclarecer algunos aspectos. Sabiendo que así como el estudio genético de los embriones no nos asegura la implantación en todos los casos, este estudio, tampoco podrá asegurárnoslo. Pero será otro granito de arena que contribuya a que nos acerquemos al objetivo.

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